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que lata de dientes!!!

La dentición (la salida de los dientes de leche en las encías del bebé) puede ser un período frustrante, tanto para el bebé como para los padres. Pero saber qué es lo puede esperar durante la dentición y cómo convertir este proceso en algo un poco menos doloroso te puede ser de gran ayuda.

La etapa de la » dentición» comienza a los 6-8 meses , es una edad variable, hay desde bebés cuyo primer diente sale casi al nacer a otros que se acercan al año sin ninguna pieza dental, y en ningún caso es algo por lo que debamos alarmarnos.

Los 20 dientes de leche o temporales saldrán todos antes de los 30 meses aproximadamente, y por lo general el orden de aparición es:

1º los 2 dientes centrales inferiores ( incisivos)9523114377_05c5b18ae1_z

2º los 2 dientes centrales superiores

3º los otros incisivos superiores laterales

4º los los incisivos inferiores laterales

5º los molares

6º los caninos

7º los segundos molares.

A veces la dentición es molesta, aunque 1/3 de los bebés pasan por ello sin  presentar ningún síntoma, a veces  pueden acompañar la salida de los dientes situaciones como:

A. IRRITABILIDAD, tener un comportamiento más inquieto o estar más molestos y enfadados sin motivo aparente.

B. Aumento del BABEO. es importante evitar la humedad en su piel , a menudo provoca sarpullido y erupciones, lo mejor es tener a mano un paño de tela suave, una gasa o las bandanas ( esos baberos sencillos 100% algodón que parecen pañuelos y son tan monos).

C. Inflamación y sensibilidad en las encías. Un truco para calmar sus molestias es darles un masaje suave y circular en las encías con tu dedo meñique. Si has pensado en darle a tu bebé algún medicamento: ibuprofeno, gel o crema, para las encías, siempre consulta antes con tu pediatra. Aunque alguno de estos productos no necesiten receta médica, la mayoría contienen sustancias que no están recomendadas para los menores de 2 años.

D. Rechazo de la comida, es habitual que pierdan un poco el apetito y no les apetezcan algunos alimentos ( pan, galletas,..) intenta ofrecerles comidas blandas y frías como el yogur.

E.  Trastornos del sueño, recuerda que el sueño, sobre todo en la primeras edades, es un proceso de rutinas, cada bebé sigue unas pautas y costumbres para quedarse dormido, pero todas las molestias del día: el babeo, la cara irritada, comer mal , el dolor en las encías,etc, rompe totalmente ese proceso de descanso. Lo sentimos, pero para este sintoma lo único recomendable es intentar que se relajen todo lo posible antes de dormir ( luz tenue, música muy suave o silencio, baño antes, culete recién cambiado y olor a lavanda)

F. Aumento ligero de temperatura. No fiebre, es decir, menos de 38 grados de temperatura. La Asocición Española de Pediatría no asocia la fiebre a la dentición, sino que explica que se puede producir fiebre porque al llevarse más objetos a la boca y estar en contacto con más cantidad de virus y gérmenes, estos le pueden causar una enfermedad común, así que si vuestro bebé tiene fiebre, consultad siempre al pediatra, no lo dejeis pasar pensando que la causa son los dientes.

G. culete irritado, no diarrea. Cuando esto ocurre darles más líquido para beber y en las comidas, porque eso contribuirá a que la orina sea menos concentrada y no escueza la piel sensible del bebé; cambios de pañal más a menudo, todo lo posible, y si se puede dejarles un ratito con el culete al aire antes de darles cremita, bien extendida con suavidad y ponerles el pañal limpio.

H. llevar a la boca objetos duros. Podemos aprovechar esto para darles algún juguete o mordedor frío, que le alivie la inflamación de las encías, pero tener en cuenta unos consejos: primero, los objetos siempre de la nevera, no del congelador porque el exceso de frío puede magullar o irritar más las encías, recordad que el hielo quema; segundo, que el juguete ha de ser suficientemente grande para que no se atragante; y tercero, evita aquellos que contengan líquido y también colgarselos del cuello, su seguridad es lo más importante.

En Enzopolis, tenemos una selección de algunos de los mejores del mercado.

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También debemos atender al cuidado diario de la JoyKids_Platano-Denticiondentadura del bebé, que debe empezar antes de la salida de su primer diente de leche. Limpiar las encías cada día con una gasa o pañito limpio y húmedo, o bien cepillárselas suavemente con un cepillo de cerdas suaves para lactantes, solo con agua (¡sin dentífrico!).

En cuanto aparezcan los primeros dientes, cepillarlos con agua y pasta de dientes con flúor, utilizando una cantidad muy reducida de pasta.

Es adecuado utilizar un poco más de dentífrico en cuanto el niño ya sea lo bastanJoyKids_Platano-Denticionte mayor como para escupirlo al lavarse los dientes, lo que suele ocurrir alrededor de los 3 años. Escoje un dentífrico con flúor y utiliza solamente una pequeña cantidad (del tamaño aproximado de un guisante). No dejes que tu hijo se trague la pasta de dientes ni que se la coma directamente.

Cuando ya le hayan salido todos los dientes a tu bebé, intenta cepillárselos por lo menos dos veces al día, sobre todo después de las comidas.

Esperamos que nuestros consejos os sean útiles.

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su primer día de cole

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El 1er día de colegio es un reto para todos los niños, tanto si han ido a la guardería como si es la primera vez que se separan de sus padres.

Con 3 años los niños ya conocen algunas normas y son capaces de desenvolverse en situaciones sociales habituales, asi que podemos estar seguros de que se adaptarán al colegio, cada uno a su ritmo, pero progresivamente irán adquiriendo independencia y seguridad en si mismos.

Las 3 cosas a las qué más les cuesta acostumbrarse son habitualmente: respetar las normas del centro, obedecer a otro adulto y compartir. Pero lo lograrán.

Y los padres??? Debemos enfrentarnos a esta situación con una actitud positiva, sin reflejar la angustia que supone también para nosotros, pues sólo así no provocaremos dudas en ellos cuando les digamos lo » fantástico» que es el cole. Nuestro papel consiste en ayudarles a estar preparados.

Algunos pasos a dar antes del 1er día pueden ser:

-habituarlos a una rutina, marcar un horario adecuado, debemos adelantar  poco a poco la hora de dormir, hasta ajustarla con el horario escolar y poder levantarse sin problemas. Si está acostumbrado a dormir la siesta debemos consultar en el colegio si tienen un momento de descanso o prescinden de ella, y adaptarnos a eso.

Conocer el colegio, ir de visita a ver la puerta de entrada y dónde lo vas a recoger, ver la portería, su aula, el patio de recreo…

hablar sobre ir a la escuela, contarle cómo es su profe, de sus compañeros, si algún vecino va a ese cole, que allí puede hacer alguna de sus cosas favoritas: pintar, jugar a futbol, cantar…alguna anécdota de cuándo nosotros fuimos al cole,etc.

-presentarle a su profe como la persona al aque pedir ir al baño, beber ..cualquier malestar o necesidad.

preparar con ellos el material para el colegio: escoger una mochila, el mandilón, las pegatinas con su nombre…

 

ya estamos listos, ahora ha llegado el «día», hoy podemos ayudarles:

levantándolos con tiempo suficiente para que se vistan y desayunen con calma ( dejarlo todo preparado del día anterior)

llevándolo uno de nosotros ( padre/madre) o si no podemos, alguien muy cercano. Llegar con tiempo para hablar con los otros papás y niños de su clase ( que vea que es un ambiente del que nosotros también formamos parte y le damos ejemplo de cómo debe entablar amistad)

-hacer una despedida corta ( manteniéndonos tranquilos y relajados).Recuerda que llorar es algo normal en los niños y una forma de expresar y desahogar sus nervios, no le deas una importancia exagerada.

evita contarle «mentirijillas» como: te espero aquí en la puerta, voy a hacer un recado y ya vuelvo, te estaré mirando desde fuera…

– si lo ves angustiado déjale que lleve un objeto de apego, un juguete o algo familiar que le mantenga tranquilo.

– sé puntual al recogerlo. No olvides que no tienen definido el concepto de tiempo, sólo entienden parámetros como: antes de comer o después de dormir.

– que sea un reencuentro con normalidad, sosegado e intenta quedaros un ratito hablando con los otros padres y conociendo a sus nuevos amigos.

pregúntale por lo que ha hecho, pero si no contesta no lo atosigues, en cualquier momento te lo dirá.

Esperamos que estas pautas os sirvan de ayuda, igual que nos han sido útiles a nosotras.

Un último consejo:entabla una relación adecuada y coordinada con la profe de infantil, de manera que haya entre vosotros una comunicación fluida, eso facilitará mucho la integración de los niños.

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aprendo a atar los cordones

Atarse los cordones de los zapatos es un hábito de autonomía que suele costarles adquirir, pues hacer nudos y lazadas requiere no sólo un dominio motriz de los dedos, sino una buena coordinación oculo-manual y orientación espacial.

La edad adecuada para aprender es entre los 4 y los 6 años, dependiendo de cada niño, nunca antes de que  distingan entre derecha e izquierda.

Para que les sea más fácil podeis tener en cuenta estos consejos:

– usa unas plantillas para que practiquen.

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-separa la tarea en diferentes pasos para que sea un aprendizaje progresivo. Puedes preparar una secuencia gráfica.

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-usa una canción, rima o cuento como apoyo para que recuerde los pasos a seguir.

«TOMANDO LAS DOS PUNTAS, UNA CRUZ DEBES FORMAR: PASA UNA POR LA «CUEVA» Y AHORA LA ESTIRARÁS.
OBSERVA… ¡GENIAL! ¡SE FORMÓ UN NUDO! LLÉVALO HASTA ABAJO  SIN NINGÚN APURO.
TOMA UN CORDÓN FORMA UNA OREJITA, EL OTRO  LA ABRAZA  Y SE METE EN LA «CUEVITA».
CUANDO YA ESTÉN LAS DOS OREJITAS, CON UN NUDO EN EL MEDIO, ¡QUEDARÁN MÁS BONITAS!»

-para enseñarles un ejemplo colocaros a su lado, no enfrente ( recordad que debe distinguir bien entre dcha. e izq., evitad el efecto espejo).

-si tu niño es zurdo tenlo en cuenta, practica tu antes para usar la mano izq. como mano dominante.

-Intentad usar todos el mismo método de enseñanza para no confundirlo.

Pero sobre todo: paciencia y perseverancia.

 

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la temida «operación dejar pañal»

Es agosto y los padres de niños de 3 añitos que se estrenarán en el colegio en septiembre se preocupan por un tema que desde muchos frentes les presiona: el control de los esfínteres. El primer verano tras cumplir los dos añitos se antoja el momento ideal para quitar el pañal, pero no es tanto así: el momento ideal es distinto para todos.

En muchos colegios –por no decir que en todos– exigen que los pequeños al empezar el cole sepan pedir ir al baño e incluso que vayan solitos . Escuchamos historias de otros padres a los que les entregaron a su niño diciéndoles que por favor volviera al colegio solo cuando ya no se hiciera pis o caca encima. O que tras todo el día en el cole, el niño saliera empapado de arriba a abajo porque “yo no lo puedo cambiar señora”.

Esta claro que un profesor con 25 alumnos pequeñitos no puede estar pendiente y corriendo de un lado para el otro lavando, limpiando y cambiando culetes sucios, pero también debería estar claro que, aunque hay muchos niños que desde los dos años e incluso antes, ya piden quitarse el pañal e ir al baño o usan correctamente el orinal, no son todos iguales y a algunos les cuesta más. Presionarlos para que aprendan a hacerlo puede ser contraproducente y frustante tanto para los niños como para nosotros. Hay que darles su tiempo, acompañarlos en el proceso y ayudarles pero sin obligarles.

Os cuento un poco de mi experiencia personal. Cuando nacieron mis mellizos el momento “quitar el pañal y controlar esfínteres” me asustaba muchísimo! Y eso que con mi hijo mayor todo fue muy natural, a su ritmo y a pesar de que era muy pequeño aún lo logramos rapidísimo y sin mayores contratiempos (no tenía los dos años y ya no usaba pañal de día y antes de los 3 tampoco de noche). El sólo pensar entrenar a dos al mismo tiempo, me hacía imaginarme unas situaciones loquísimas en las que uno se meaba mientras yo estaba en el váter con el otro o que por pelearse para llegar al baño antes que el otro, se mearan los dos. O ir persiguiendo rastros de caca por los pasillos.

Pues nada más lejos de la realidad!! Ellos mismos, al rededor de los dos años y medio, quisieron empezar a experimentar, y era diciembre, pleno invierno!!

Cada uno tenía su orinal y teníamos un adaptador para el váter. El niño prefería el primero y la nena se decantó por el segundo. Poco a poco se acostumbraron pero ellos probaron a hacer sus cositas a su manera y ahora que ya casi tienen 4 años van solitos, con algo de compañía y ayuda sobre todo para limpiar el culete. La nena es más independiente y al nene no le gusta mear de pie. A esta edad, mi hijo mayor ya llevaba dos años yendo solo al baño y no quería que nadie le ayudara.

Con mi relato sólo quiero que os hagáis una idea de que cada niño es distinto, de que el control de esfínteres no es algo que se aprende, sino que es algo inherente al desarrollo del niño: cuando esté preparado ya lo hará él solito. Nosotros le ayudaremos a identificar dónde debe hacerlo, pero no cuándo. Lo descubrirá por sí mismo. Además, este es un proceso largo que no finaliza hasta los 5 ó 6 años cuando ellos ya reconocen con claridad cuándo tienen la necesidad del ir al baño y lo hacen a voluntad.

Reconocer las señales y actuar… pero sin prisas.

Al rededor de los 18 meses los niños empiezan a reconocer cuando tienen ganas de hacer pis y apartir de ese momento podrían empezar a aguantar pequeños períodos de tiempo.

Podemos reconocer el momento de empezar a estimularlos –que no obligarlos– cuando se empiezan a dar ciertas circunstancias como: que los pañales duran secos más tiempo o que el niño pide que le cambien el pañal con más frecuencia, lo que indica que se empieza a sentir incómodo con ellos o que comienza a incomodarle el sentirse sucio o mojado. También pueden decirnos que quieren hacer pis como lo hacemos nosotros los mayores o directamente pueden pedirnos que les quitemos el pañal, que ya no lo quieren.

Evidentemente durante el proceso los niños pueden tener pequeños “accidentes” en los que se escape el pis o la caca (en la piscina por ejemplo se pueden hacer caca con facilidad debido a que se relajan muchísimo), eso sí, nuestra reacción no puede ser nunca llamarle cochino o reñirle y gritarle por haberse hecho encima. Debemos acompañarle, decirle que no pasa nada, que cuando esté listo esto no volverá a suceder . Debemos animarle para que no vuelva a pasar, pero sin presionarle. Y lo ideal es que el proceso de acompañamiento en este tema se lleve más o menos igual en los ambientes en los que se desenvuelva el niño: en casa, en la guardería, en casa de los abuelos, etc.

Y esas situaciones loquísimas con mis mellizos, de las que os hablé antes, en las que uno se meaba mientras yo estaba en el váter con el otro o que por pelearse para llegar al baño antes que el otro, se mearan los dos, nos sucedieron, pero no tantas veces como yo pensaba y tampoco tuve que seguir rastros de caca por los pasillos. Todo se dio –y se sigue dando pues aún son pequeños– con tranquilidad, sin agobios, sin prisas y con total naturalidad y eso que empezamos en invierno.

 

En la tienda encontraréis un librito maravilloso que os puede ser de ayuda, para los que estáis “en el lío” ahora mismo o para quienes creéis que vuestro niño ya está preparado para dejar atrás el pañal. Leerle acerca del tema enseñándole personajes que estén atravesando por este proceso les puede animar. Echadle un ojo… además… esta de oferta 😉

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sobrevivir a los berrinches

Padres y madres sorprendidos porque vuestros niños que, en plena calle o en la cola del supermercado, de repente se ponen a llorar y chillar como sopranos o se tiran al suelo, y sólo tenéis unos segundos para analizar: qué pasa, si se han hecho daño, qué dicen, cuánta gente os mira, si estáis molestando, pero sobre todo ¿qué hacemos para que paren?

Tranquilos,  todos los padres  hemos pasado por eso. El 80% de los niños entre 2 y 4 años tienen pataletas, es por tanto, una conducta normal en los niños de esa edad (no la conducta preferida por los padres, pero si habitual), forma parte de su crecimiento personal y no lo podéis evitar. Sólo podéis intentar sobrevivir a esta etapa, es un paso más de la aventura de la pa/maternidad.

Los berrinches son su forma de expresar:  rabia, pena o frustración. Los niños de esa edad no tienen adquirido un lenguaje suficientemente elaborado para expresar sentimientos complejos,  no te imaginas a tu hijo diciéndote:» mami, te he echado de menos todo el día, en lugar de recoger mis juguetes sólo quiero que me abraces y estemos juntos, estoy cansado, sólo quiero tus mimos.» Entendéis a lo que me refiero? A nuestro hijo de 2 años cuando le decimos que guarde sus juegos, responde con los recursos que ya sabe utilizar: su cuerpo. Recurrirá a: llantos, patadas, golpes, tirarse del pelo, gritos…

Entonces, como padres, qué hacemos? pues… sobrevivir a los berrinches.

Estos son unos consejos para lograrlo:

  1. Mantén la calma, es fácil decirlo, pero cuando tu hijo te saca los colores y te hace pasar un mal rato, recuerda: respira hondo y no sientas vergüenza, no eres un mal padre/ madre sino  la madre o padre de un niño pequeño (además gritar o enfadarse sólo hará que la pataleta dure más tiempo).
  2. Detente donde estés, no lo saques a rastras, debes dejar que se desahogue.
  3. Acompáñale, ponte a su altura, busca su mirada sin tocarlo y no le des un discurso (en ese momento no escucha).
  4. Cuando empiece a bajar la intensidad del berrinche probar a buscar un lugar más tranquilo (también para que otros adultos no interfieran » pobrecito…, déjalo…,porque no…)
  5. Ya calmado, abrazarlo y explicar que entiendes su enfado pero, no cambies las reglas (si le has dicho que era hora de irse del parque y respondió con una pataleta, sigue siendo hora de irse. cuando se le pase, hemos de intentar que no crea que los berrinches son una herramienta útil para conseguir lo que quiere.) ofrecele una alternativa ( la mayoria de los niños olvidan muy pronto la causa del berrinche).

En resumen: paciencia y empatía.

Esperamos que os ayude.